El rendimiento académico de los niños está estrechamente relacionado con su salud visual. Muchas veces, las dificultades en el aprendizaje pueden estar causadas por problemas visuales no detectados que dificultan la lectura, la escritura o incluso la concentración. Por eso, prestar atención a ciertas señales puede marcar la diferencia entre un niño que lucha en clase y uno que disfruta aprendiendo.
Aquí te presentamos las 7 reglas de oro para prevenir el fracaso escolar e identificar problemas visuales que podrían derivar en un bajo rendimiento escolar:
1. Frotarse los ojos constantemente
Si notas que tu hijo se frota los ojos con frecuencia, puede ser un signo de fatiga visual o incomodidad al enfocar. Esto podría estar relacionado con problemas de visión como el astigmatismo o la hipermetropía.
2. Acercarse demasiado al leer o escribir
Acercarse en exceso al libro, a la pantalla o a los cuadernos puede indicar miopía o dificultades para enfocar correctamente. Además de afectar su postura, esto puede ocasionar molestias oculares y limitar su rendimiento académico.
3. Entrecerrar los ojos para enfocar
Entrecerrar los ojos es una señal común de que el niño está esforzándose por ver con claridad, lo cual puede indicar miopía u otro problema refractivo. Si esto ocurre, es importante programar una revisión visual lo antes posible.
4. Dolores de cabeza frecuentes
Los dolores de cabeza recurrentes, especialmente después de leer o pasar tiempo frente a una pantalla, son un síntoma de esfuerzo visual excesivo. Esto podría estar causado por una mala graduación o por la necesidad de usar gafas que el niño aún no tiene.
5. Desviación de algún ojo
Si un ojo parece desviarse hacia dentro, hacia fuera o hacia arriba, puede tratarse de un caso de estrabismo. Esta afección no solo afecta la alineación ocular, sino que también puede provocar visión borrosa o doble, dificultando la lectura y el aprendizaje.
6. Tropezarse con frecuencia
Los tropiezos o la dificultad para medir distancias pueden estar relacionados con problemas en la percepción de profundidad. Esto puede ser un indicador de visión binocular deficiente, algo que debe evaluarse para evitar futuras complicaciones.
7. Problemas de atención en clase
Un niño que parece distraído o con dificultades para concentrarse podría estar experimentando problemas de visión que le dificultan seguir el ritmo de la clase. En ocasiones, lo que parece un problema de atención puede ser en realidad un problema visual no detectado.
¿Qué hacer si detectas alguna de estas señales?
Si notas alguno de estos signos en tu hijo, lo más importante es programar una revisión visual con un óptico-optometrista o un especialista en salud ocular. Un diagnóstico temprano no solo puede mejorar su visión, sino también evitar que sus problemas visuales afecten su desempeño académico y su autoestima.
La clave: prevención y revisiones periódicas
Asegúrate de realizar revisiones visuales periódicas, especialmente en la etapa escolar. Muchos problemas visuales no presentan síntomas evidentes y solo pueden detectarse con un examen completo.
La visión es una herramienta clave en el aprendizaje. Un problema visual no detectado puede convertirse en un obstáculo para el éxito escolar, pero con un diagnóstico a tiempo, es posible solucionarlo y garantizar que los niños alcancen su máximo potencial.
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